lunes, 16 de enero de 2017

Desarrollo sustentable, su origen y sus fundamentos.



1. Origen de las políticas para el desarrollo sustentable



La cuestión ambiental contemporánea se inició con la Revolución Industrial, derivada de los problemas de contaminación y depredación, producto de un modo de producción en continua expansión. Sin embargo, no fue hasta la década del 60 que la cuestión ambiental se convirtió en crítica debido a un aumento exponencial de la población mundial y del consumo en los países desarrollados.

La primera interpretación de esta crisis llevó a concluir que ante los límites físicos que el planeta imponía al crecimiento ilimitado, la única salida era detener el crecimiento tanto poblacional como económico para lograr un equilibrio global.

Los países del Tercer Mundo reaccionaron indicando que los problemas de contaminación eran problemas del Primer Mundo, derivados de su alto nivel de consumo. Definieron, los países en vías de desarrollo, que su principal problema  era la pobreza y que si se limitaba el crecimiento, la catástrofe en la que ya se encontraban sería permanente. El cambio según esta perspectiva debía ser radical, porque el problema se encontraba en las bases mismas del modo de producción capitalista.

La Organización de las Naciones Unidas, por su parte, convocó a la primera conferencia mundial sobre el medio humano, desde donde se delineó una estrategia que reconciliaba, por primera vez, conservación y desarrollo. Entendía que los países del Tercer Mundo debían promover el desarrollo para superar el flagelo de la pobreza, y que eso a su vez contribuiría a detener el crecimiento poblacional.

Entre estas tres posiciones, luego de una década y media de discusiones y en un contexto de fuertes trasformaciones económicas, políticas y ambientales, se arribó a un consenso que quedó plasmado en la propuesta de desarrollo sustentable de la ONU. El desarrollo sustentable buscaba un crecimiento económico sostenible, social y ambientalmente.

La posición de la ONU es antropocentrista y desarrollista, de esta manera el cuidado de los recursos naturales no constituye un fin en sí mismo, sino un medio para favorecer el desarrollo y la mejora de las condiciones de vida de la población. Reconoce que en el mundo hay países ricos y países pobres, y que mientras los primeros deben invertir en el uso de tecnologías limpias, los segundos deben plantearse el crecimiento económico como su principal objetivo para combatir el flagelo de la pobreza. La pobreza, desde esta perspectiva, aparece como problema en sí y como causa de problemas ecológicos.

Para la ONU, el crecimiento económico y la conservación de la naturaleza son objetivos compatibles. Es más, conseguir el primero es necesario para la consecución del segundo, dado que mientras haya pobres, estos generarán problemas ambientales presionados por sus necesidades.

Finalmente la propuesta de desarrollo sustentable, aprobada por la ONU en 1987, fue la resultante de una década y media de discusiones que culminaron en un consenso plasmado en lo que se denominó Informe Brundtland

Se entiende por desarrollo sustentable, precisa el Informe Brundtland, “aquel que garantiza las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. En este sentido, el desarrollo sustentable implica el cumplimiento de tres objetivos: desarrollo económico, conservación de la naturaleza y bienestar social.

El desarrollo económico, en la propuesta de desarrollo sustentable, es indispensable para cumplir con el objetivo de conservación de la naturaleza. El desarrollo económico debe de tener como objetivo central la equidad. Ya que de no estar satisfechas las necesidades básicas de la población, la pobreza generaría efectos sobre el ambiente, además de crecimiento poblacional. Sin embargo, reconocía que el crecimiento en sí mismo no era garantía de disminución de la pobreza. En este sentido, la equidad social debía lograrse a partir de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones y de la democratización del sistema internacional. Es decir, el desarrollo sustentable busca un desarrollo económico duradero, para el cual resulta necesario atender los requerimientos sociales y ambientales. La propuesta, queda claro, no pone en cuestión las relaciones de producción capitalistas.


2. El desarrollo sustentable y el modelo de producción capitalista


Un modelo de desarrollo que persiga aumentar la producción sin tener en cuenta la sostenibilidad de los recursos, tarde o temprano, provocará la caída de la productividad y generará graves problemas medioambientales. Por otra parte, la conciencia sobre los límites naturales ha evidenciado también que el modelo de producción y consumo de los países más industrializados no es algo que puedan hacer los países menos desarrollados, ya que en el caso de generalizarse excedería la capacidad de regeneración del planeta. Por eso, en las últimas décadas se ha propuesto un nuevo enfoque de actividad productiva basada en la idea de desarrollo sostenible o, lo que es lo mismo, en un desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Esta visión conlleva varios principios básicos:

·         Recolección sostenible. Tender hacia un uso de los recursos adaptado a las tasas de renovación de los mismos.
·         Emisión sostenible. Adaptar las emisiones a la capacidad de asimilación del ecosistema.
·         Principio de precaución. Implica el conocimiento y la demostración previa de la idoneidad ambiental de un producto, proceso o tecnología antes de ser adoptado.

Sin embargo, cuando se han exigido mejoras ambientales, nos hemos encontrado muchas veces con la amenaza del cierre empresarial o de reducciones salariales. También en algunos sectores, los propios trabajadores identifican equivocadamente políticas de calidad ambiental con riesgo de pérdida de puestos de trabajo. Nada más lejos de la realidad.

Una empresa no respetuosa con el medio ambiente es a medio plazo inviable. En la Unión Europea y en el resto de países desarrollados se está produciendo una clara tendencia hacia la prevención de la contaminación y el aumento de la eficacia de los procesos productivos. Se promueve el ahorro de materias primas, energía y agua, así como la eliminación de productos tóxicos o su sustitución por otros menos dañinos y la minimización de los residuos. La finalidad última es conseguir productos de calidad desde un punto de vista ambiental.

El respeto al medio ambiente, por tanto, no sólo no es contradictorio con el empleo sino que cada vez es más estrecha la relación entre producción limpia y viabilidad de las empresas, puesto que al utilizar racionalmente  los recursos naturales se garantiza el poder seguir abasteciendo  de insumos a las actividades manufactureras.     

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